Hoy estábamos jugando en el patio de Abuela y
Miss A encontró un coquí. La cara de felicidad de esa niña valía millones de dólares.
Lo atrapé por unos minutos para que lo examinara. El pobre estaba tan
asustado.
Miss A lo tocó, le
cantó la canción del Coquí y luego lo liberamos nuevamente. Fueron quince
minutos donde me sentí muy emocionada de tener una niña tan orgullosa de nuestro hermoso Coquí y tan sensible con la Madre
Naturaleza. Estos son los momentos que me dicen que parece que lo estamos
haciendo bien. :-)
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